Es importante comprender este suceso en el contexto del último golpe de Estado cívico militar, que impuso un escenario violento y cruel. “La noche de los lápices”, tal como se lo conoció, se refiere al secuestro y desaparición, entre el 16 y 19 de septiembre de 1976, de Francisco López Muntaner (16); Ma. Claudia Falcone (16); Claudio de Acha (17); Horacio Ángel Húngaro (17); Daniel Alberto Racero (18) y Ma. Claudia Ciocchini (18). También fueron secuestrados de sus casas, por “grupos de tareas”, que se identificaron como pertenecientes al Ejército Argentino. Se conoce que los chicos pasaron por diferentes centros clandestinos de detención (CCD) los cuales estaban bajo el control de la Policía Bonaerense y dependían operacionalmente del Primer Cuerpo del Ejército. Seis de ellos aún permanecen desaparecidos mientras que los restantes, sobrevivientes de los CCD, pasaron luego a estar detenidos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional antes de recuperar su libertad.
Esos jóvenes peleaban por mucho más que un boleto estudiantil gratuito: estaban fuertemente comprometidos con la comunidad, con el hecho de no permanecer indiferentes ante la desigualdad, el hambre y la pobreza, con la justicia social y con soñar un país diferente y esperanzador para todos.
El 16 de septiembre se presenta, entonces, como una valiosa oportunidad para que los jóvenes impulsen el desarrollo de actividades educativas culturales y sociales, que permitan enfatizar la importancia de los valores democráticos desde un enfoque de Derechos Humanos que los sitúe como actores de participación y transformación social.
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