lunes, 24 de septiembre de 2012

Batalla de Tucumán. 24 de septiembre de 1812



La batalla de Tucumán, dada en el campo de Las Carreras, fue la más nacional de todas las que se libraron en la guerra de la Independencia. Ahí estuvieron todos “los pueblos” de la convocatoria de Mayo. El escuadrón “Decididos” de Jujuy, la caballería salteña con la jefatura de Moldes, las milicias tucumanas reunidas por Bernabé Aráoz, los restos de los regimientos porteños, la compañía catamarqueña conducida por Bernardino Ahumada y Barros, y el guerrillero altoperuano Manuel Ascensio Padilla con sus jinetes que formaron la escolta del Gral. Belgrano.
    Tucumán fue, pues, la batalla de la unión nacional y por eso se ganó frente al temido ejército del Gral. Tristán. Emoción patriótica, bravura, fe religiosa, todo ayudó. Puede decirse que ese ejército popular salvó a la Revolución, y por sus resultados sólo es comparable con Maipú y Boyacá, que definieron la suerte de otros países americanos. Se justificó plenamente que Belgrano, hombre religioso, ofrendara su bastón de mando a la Virgen de la Merced.
    De no haber mediado esa victoria, el ejército realista habría llegado a las costas del Paraná donde estaba la escuadra española de Vigodet. Y ocurrió desobedeciendo la orden política del secretario de Guerra, Rivadavia, que lo conminaba a entregar todo el Norte a las fuerzas realistas. Esa noticia determinó el golpe de Estado del 8 de octubre de 1812 que derrocó al Primer Triunvirato.

Otros Datos  
    Belgrano decidió esperar al enemigo al norte de la ciudad de Tucumán, pero como el general Tristan avanzaba por el oeste, el combate se libró en el campo de las Carreras sorprendiendo a los realistas.
    La caballería gaucha arrasó la izquierda de los españoles, mientras que por el flanco donde se encontraba Belgrano los patriotas eran derrotados. Estalló entonces un gran desorden aumentado por la oscuridad que produjo la llegada de una manga de langostas. En medio de este desorden Díaz Velez y Borrego encontraron el parque (lugar para guardar carros y armas de un ejército) de Tristan con 35 carretas con armas y municiones. Lo tomaron y se trasladaron a la ciudad. Belgrano, creyendo que todo estaba perdido, se dirigió hacia el sur y allí se enteró de la labor desplegada por sus oficiales.
    Tristán se retiró a Salta dejando en el campo de batalla casi 500 heridos, 687 muertos y armados a los patriotas para el resto de las campañas militares.

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